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  Estas tres entidades han colaborado para mejorar la calidad de vida de Fabrice Samuel Edwe, de 16 años de edad, a quien se le ha podido salvar un ojo de los dos afectados por glaucoma desde su nacimiento.

Fabrice Samuel Edwe ‘Samu’, como le llaman cariñosamente en España, es un joven de 16 años camerunés con glaucoma congénito, -primera causa de ceguera irreversible en el mundo-, que acudió por primera vez a la Fundación solidaria del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega (IOFV), cuando solo tenía 10 años. Ahora, después de seis años de tratamiento y una cirugía de glaucoma, catarata y trasplante de córnea, ha logrado mejorar la visión del ojo izquierdo.

En sus primeros años de vida, “los ojos de ‘Samu’ se habían resentido y su visión había empeorado progresivamente”, apunta Nieves Lázaro, presidenta de la Asociación de Cooperación Internacional EDEA Camerún, quien le acompaña y guía en todo momento.

De izquierda a derecha: Nieves Lázaro, presidenta de la Asociación de Cooperación Internacional EDEA Camerún, el Prof. Luis Fernández-Vega, Samuel y el Dr. Pedro Pablo Rodríguez Calvo en 2013.

De Camerún a Oviedo

Tras un largo trayecto en coche, -durante el cual la ilusión y los nervios se mezclaban a los sones de canciones francesas, el único idioma que entonces hablaba el joven (ahora, su español es fluido)-, llegó a la clínica oftalmológica de Oviedo, donde le recibió el presidente y director médico de dicha institución, el profesor Luis Fernández-Vega Sanz.

En la completa evaluación clínica que le realizó y habiendo estudiado su historial médico que estaba en francés, el profesor Fernández-Vega advirtió que merecía la pena luchar contra la ceguera a la que parecía condenado el niño y puso a su disposición todos los recursos de la Fundación Fernández-Vega (FFV), al equipo de especialistas y el acceso a los más avanzados tratamientos, haciéndose cargo de la coordinación de la atención médica, desde diciembre del año 2013 hasta la actualidad y posiblemente durante toda la vida de Samuel.

Así, el joven camerunés, ha ido creciendo junto con el profesor Luis Fernández-Vega y el doctor Pedro Pablo Rodríguez Calvo, director de la Unidad de Glaucoma de esta clínica, que fue el primer cirujano que intervino el ojo izquierdo. Como no respondió al tratamiento farmacológico inicial, le operó implantando una válvula para la normalización de la tensión en el ojo izquierdo, que en aquél momento era de más de 50 mm Hg de tensión en cada ojo (los valores normales oscilan entre 12 y 22 mm Hg).

La oportunidad que estos especialistas le brindaron para mejorar su situación fue una sorpresa para ‘Samu’: “No era la primera vez que alguien me había dicho que iba a hacer algo por mis ojos, pensé que era otra promesa más que no se iba a cumplir”, comenta Samuel emocionado.

Por su parte, Nieves Lázaro también admite que hubo un momento inicial de sorpresa cuando el doctor Pedro Pablo Rodríguez, confirmó que había posibilidades de controlar la tensión con una válvula: “Nos han tratado desde el primer día como si fuéramos de la familia, con cariño, profesionalidad y diligencia, no hay forma de agradecer lo que han hecho”, apunta la presidenta de EDEA Camerún.

Ver luz al final del camino

Samuel a lo largo de estos seis años ha ido controlando la tensión ocular que ahora presenta valores normales, gracias a la atención médica continuada del profesor Fernández-Vega y del doctor Pedro Pablo Rodriguez. En la actualidad, en los primeros meses de 2019, llegó el momento en el que tuvo que intervenir la Unidad de Córnea y Cristalino del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, dirigida por el doctor José F. Alfonso.

El especialista destaca que el caso de ‘Samu’ es muy especial, ya que “en nuestro entorno, el glaucoma suele tratarse antes y el pronóstico es mejor” pero  “la intervención de glaucoma fue un éxito y ha permitido, ya con la edad adecuada, realizar una nueva intervención para mejorar su visión”, comenta el doctor Alfonso.

Así, procedió a realizar un trasplante de córnea y una cirugía de catarata, introduciéndole una lente. Con todas estas intervenciones, ‘Samu’ ya ha empezado a ver colores y ha entrado luz en su ojo izquierdo.

De izquierda a derecha: El Dr. Pedro Pablo Rodríguez Calvo, Samuel y el Prof. Luis Fernández-Vega en 2017.

El criterio del paciente importa, y mucho

El profesor Luis Fernández-Vega reflexiona sobre la evolución del joven: “Hemos visto cómo ha ido creciendo, y su madurez en todos los aspectos. Cuando hay problemas relevantes de visión es importante aprovechar todas las oportunidades para recuperar lo que se pueda, ya que los pacientes nos cuentan que las mejoras aparentemente más leves pueden darles mayor independencia, ayudarles a desplazarse sin ayuda, comer sin problemas…”

La última intervención de ‘Samu’ ha sido “breve pero intensa”, indica el doctor Alfonso. Se ha centrado en su ojo izquierdo, en el que había posibilidades de recuperación. Estamos viendo signos objetivos de mejoría, pero también es importante cómo lo vive él. En nuestra experiencia, la percepción subjetiva en la salud de la visión es extremadamente importante.

En una consulta reciente, el Doctor Pedro Pablo Rodríguez ha podido ver el fondo de ojo de ‘Samu’ y, de nuevo, tiene motivos para ser optimista. Hay daño en el nervio óptico, pero también hay fibras nerviosas sanas.

La historia de Samuel, con pocos años de vida empezó con dificultades de visión, que fue superando con ayuda de su madre y de muchos esfuerzos de la Fundación Fernández-Vega, EDEA Camerún y la Obra Social “la Caixa”. Ahora continua con sus estudios, que junto con la pintura, es su pasión. “Me empeñé en estudiar, en eso fui muy, muy insistente”, reconoce Samuel, que ahora se encuentra en primero de Bachillerato.

El Prof. Luis Fernández-Vega junto a Samuel en 2019.

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